Curiosidades sobre la Semana Santa sevillana que desconocías
La Semana Santa de Sevilla esconde en las páginas de su historia muchas anécdotas agradables y también no tan agradables, pero sobre todo, lo que más puede sorprender al visitante, son situaciones que suscitan la curiosidad de sevillanos y foráneos.
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Desde te post te ofrecemos algunas “curiosidades sobre la Semana Santa sevillana que desconocías”.
La emotiva Semana Santa sevillana
El Cristo del Amor
El paso del Cristo del Amor incluye un pelícano que acompaña a este portentoso crucificando de Juan de Mesa, animal que según cuentan las leyendas se abría el pecho para alimentar a sus hijos con su propia sangre.
Nuestra Sra. De las Aguas
De todas las imágenes, la única realizada con barro es la Virgen de las Aguas. El afamado escultor Cristobal Ramos entregaba en 1772 una talla de las llamadas de candelero, y en actitud de rodillas, con el rostro, en barro cocido.
Los que iban a partir de viaje fuera de Sevilla
Antes de pasar la Puerta de Carmona, paraban delante de una ventana que había en la Iglesia de San Esteban. Allí había un busto del Señor hecho en terracota, al que llamaban «El Señor de la Ventana» y le pedían realizar un buen viaje. De ahí, la parte «viajera» de la cofradía del Cristo de la Salud y Buen Viaje.
El Cachorro de Triana
En la Cava de Triana vivía un gitano conocido como «el Cachorro». Éste cada día cruzaba el puente de barcas para ir a Sevilla en busca de una misteriosa persona. Un payo que lo veía sospechó que esa mujer era su esposa. Un día el payo lo esperó escondido y mientras el gitano sacaba agua del pozo de la Venta Vela para beber, le asestó siete puñaladas que le quitó la vida.
El escultor Ruiz Gijón sumido en una crisis creativa, porque la Hermandad de la Expiración necesitaba una escultura que representase al Señor en el momento de su muerte y se la encargó a él. Una noche, el escultor se despertó repentinamente y tuvo el impulso de salir a la calle. Atravesó el puente de barcas y fue hasta la puerta de la capilla de Patrocinio, donde presenció el terrible asesinato del «Cachorro».
Quedó impresionado ante la mirada del moribundo, y retrató la cara del difunto con carboncillo. El escultor plasmó esta agonía del gitano en una talla: el Cristo de la Expiración. Cuenta la leyenda que cuando en el año 1682 salió la nueva imagen de la Hermandad del Patrocinio por primera vez, los vecinos de Triana comenzaron a gritar: ¡Mirad, si es el cachorro!
Exaltación
Esta Semana Santa el arzobispo Francisco de Solís ordenó que las cofradías pasaran por el balcón principal del Palacio Arzobispal para así poder él disfrutar de los pasos sin tener que desplazarse a ningún lado. Cuál sería su sorpresa al ver que la Exaltación decidió no dar el rodeo a la plaza Virgen de los Reyes sino girar directamente nada más salir de la Catedral y tirar por la calle Placentines.
Tal fue el enfado del arzobispo que al momento excomulgó al hermano mayor de la cofradía y se tuvo que suspender la estación de penitencia. El caso llegó incluso a la justicia ordinaria que concluyó que Francisco de Solís no interviniera más en los recorridos para no llegar a este tipo de conflictos.
Candelaria
En el año del estreno del palio de Rodríguez Ojeda la hermandad no pensó en que este era de mayor altura y tamaño que el anterior hasta que llegaron a la calle Almirante Hoyos y se encontraron con un balcón (uno de los mayores enemigos de la Semana Santa). La única solución era desmontar el balcón y se optó por ello.
Para la salida del año siguiente se volvió a plantear al vecino la eliminación del balcón a lo que se negó en rotundo, por ello desde 1925 se puede disfrutar del recorrido de los Jardines de Murillo que por entonces lo usaban tanto a la ida como a la vuelta.
Dulce Nombre
Era la primera salida procesional de la Virgen del Dulce Nombre, la obra de Castillo Lastrucci estaba inspirada en una chica bailadora de la collación de San Lorenzo, tal era su parecido que todo el mundo la reconoció y optaron por pedirle al autor que la retocara para que fuera menos humana y más espiritual.
Si bien esto no generó ningún altercado si podemos decir que la calle dictó sentencia a la obra de Antonio Castillo.
Esperanza de Triana
De cuando esta hermandad residía aún en el Templo de San Jacinto es esta anécdota, ese año al parecer la cofradía de Triana se retrasó en su regreso y los dominicos los titulares del templo cerraron las puertas de San Jacinto para no dejar entrar a la cofradía.
La Junta tuvo que organizar una reunión de urgencia con los frailes para llegar a un entendimiento, finalmente, por fortuna, se impuso la cordura y abrieron las puertas del templo trianero.