💟Historias románticas que no te dejarán indiferente
Estamos ya en el mes del romanticismo, por ello nos proponemos contarte historias diferentes en la que el amor resplandece. Son historias románticas que no te dejará indiferente, disfrútalas, pero sobretodo ponla en práctica.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Ten en cuenta que el amor, eses el motor de que todo lo impulsa y como decía Platón: “Donde reina el amor sobran las leyes”.
El nacimiento de la col de Rubén Darío
En el paraíso terrenal, en el día luminoso en que las flores fueron creadas, y antes de que Eva fuese tentada por la serpiente, el maligno espíritu se acercó a la más linda rosa nueva en el momento en que ella tendía, a la caricia del celeste sol, la roja virginidad de sus labios.
-Eres bella.
-Lo soy -dijo la rosa.
-Bella y feliz – prosiguió el diablo-. Tienes el color, la gracia y el aroma. Pero…
-¿Pero?…
-No eres útil. ¿No miras esos altos árboles llenos de bellotas? Ésos, a más de ser frondosos, dan alimento a muchedumbres de seres animados que se detienen bajo sus ramas. Rosa, ser bella es poco…
La rosa entonces –tentada como después lo sería la mujer- deseó la utilidad, de tal modo que hubo palidez en su púrpura. Pasó el buen Dios después del alba siguiente.
-Padre –dijo aquella princesa floral, temblando en su perfumada belleza-, ¿queréis hacerme útil?
-Sea, hija mía –contestó el Señor, sonriendo.
Y así vio el mundo la primera col.
Fragmento (Si llegara) una crisis a nuestro matrimonio (Raquel Canovas)
Amor
Sé que aún no nos conocemos lo suficiente como para saber de nuestras rarezas, las de ahora o las que vendrán, pero sé que cuando tu mano acaricie la mía con esa ternura que desprendes hacia mí, todo lo que me parezca extraño de ti se volverá familiar y amado y sé que así será para ti también.
Sé que ambos nos equivocaremos y sé que de manera inconsciente podemos herir al otro; pero encontraremos siempre el tiempo y la manera de escuchar a la parte herida: mirando a través de sus ojos sentiremos la herida en nosotros mismos y pediremos perdón y enmendaremos el error, porque uno más uno no son dos, es uno sólo, un conjunto de dos piezas indisolubles e inseparables que comparten la vida.
Sé que por cada vez que nos hagamos daño, tendremos más de cien que nos haremos felices. Y que cada día sabremos agradecer al otro porque nuestro vaso estará siempre medio lleno.
Sé que aún no hemos cometido errores graves irreversibles. Sé que los hay, sé que un plato roto nunca queda igual por mucho que intentes volver a juntar sus piezas, pero sé que antes de llegar ese punto de no retorno tú y yo hablaremos de ti, de mí, de lo que sentimos, de lo que necesitamos, de lo que nos falta y de lo que nos sobra. Y pondremos todas nuestras fuerzas en comprendernos y lo resolveremos antes de llegar a romper el plato.
Sé que construiremos una vida en común, a la que iremos sumando personas, viajes, lugares y cosas que nos enseñen a mejorar y a crecer.
Y sé que la respuesta siempre será sí cuando uno de nosotros necesite estar sólo consigo mismo, cuando necesite tiempo para reflexionar sobre sus objetivos en la vida, en los de nuestra vida en común. La respuesta siempre será sí cuando uno de los dos necesite un momento de silencio para escuchar su voz interior. O cuando necesite estar sin el otro para sentir plenamente a sus amigos o familia.
Sé que este amor, lejos de acabarse, crecerá con cada paso que demos juntos tú y yo.
Amor fraterno
Hoy he operado a una niña. Tendría unos 9 años. Y necesitaba sangre 0-. No contábamos con ninguna, pero su hermano gemelo tenía la misma. Le expliqué que era una cuestión de vida o muerte. Se quedó callado durante un momento y luego se despidió de sus padres. No sospeché nada hasta después de que le sacáramos sangre cuando me preguntó: “Bueno entonces ¿cuándo voy a morir?”. Pensó que estaba dando su vida por la de su hermana. Por suerte, ambos están muy bien.
El amor de un perro
Era un perro de raza Akita japonés, conocido por su lealtad a su amo, Eisaburō Ueno. Nació en 1923 en una granja cerca de la ciudad de Odate, y a principios de 1924 fue regalado a Eisaburō Ueno, profesor del Departamento de Agricultura de la Universidad de Tokio. No quería quedárselo, pero su hija adolescente insistió. La hija de la maestra se fue de casa cuando quedó embarazada y se casó.
El maestro pensó en darle un regalo a Hachiko, pero ya se había encariñado demasiado con él. Todos los días, cuando salía al trabajo, el perro lo acompañaba a la estación. Y allí volvería a recibir a su amo al final del día. Esta rutina continuó hasta el 21 de mayo de 1925, cuando Ueno sufrió un paro cardíaco mientras enseñaba en la Universidad de Tokio y murió. Esta tarde, Hachiko fue a la estación de tren a esperar a su amo. Como no volvió, se quedó allí a vivir allí hasta el fin de sus días.
Su lealtad fue tan impactante que en abril de 1934 se colocó una estatua de bronce en su honor en la estación de Shibuya. El 8 de marzo de 1935 fue encontrado muerto después de esperar nueve años a su amo.